6 cosas que hacer en Montpellier (Francia)
Montpellier es una de las ciudades más importantes del sur de Francia. A diferencia de Nimes y otras ciudades de la zona, no tiene legado romano, pero sí una gran historia. La ciudad cobró mucha importancia cuando Luis XIV la nombró capital del Languedoc en el siglo XVII. Paseando por el casco histórico podrás trasladarte a esa época. Pero a la vez es una ciudad moderna y abierta. En gran parte porque gran parte de su población son estudiantes que dan mucha vida a Montpellier. Te contamos 20 cosas que ver en Montpellier para conocer a fondo la ciudad.
1. Conocer la Place de la Comédie
Una visita a Montpellier debe empezar por la Place de la Comédie, la plaza central de la ciudad. Separa la parte histórica de la zona moderna y es completamente peatonal. También se conoce coloquialmente como “el huevo” por su forma ovalada. En un extremo de la plaza está el precioso edificio de la ópera.
2. Disfrutar del arte en el museo Fabre
Montpellier se ha convertido en una destinación perfecta para los amantes de la cultura, en parte, gracias al museo Fabre. Tiene una colección envidiable, con cientos de obras que van desde cerámica griega hasta pinturas del siglo XIX. No faltan grandes nombres como Rubens o Renoir. La entrada cuesta 9€.
3. Callejear por L’Écusson
El centro histórico se conoce como l’Écusson. Perderse por sus calles es algo obligado que hacer en Montpellier. Son estrechas y laberínticas, sin una estructura establecida. Allí encontrarás edificios con más de tres siglos de historia que crean un ambiente encantador.
4. Salivar en Halles Castellane
En medio del centro histórico se encuentra el mercado principal de Montpellier. Allí se concentra la actividad comercial del día a día. En sus paradas podrás comprar delicias típicas de Francia como quesos, pan recién hecho e incluso platos preparados riquísimos.
5. Pasar por la Rue du Bras de Fer
Nuestra calle favorita de l’Écusson es, sin dudarlo, Rue du Bras de Fer. Sus escaleras pintadas de diferentes colores, las banderas que cuelgan y los grafitis que decoran sus paredes hacen que sea la mar de fotogénica.
6. Ver la iglesia de Saint-Roch de Montpellier
Dice la leyenda que San Roque fue un peregrino nacido en Montpellier a finales del siglo XIII. Protegió la ciudad ante diversas epidemias. Por eso se convirtió en el patrón de la ciudad y se le dedicó una iglesia. De hecho, cada 16 de agosto se celebra San Roque con procesiones y otros actos. La iglesia de Saint-Roch está en pleno centro histórico, en una zona animada con varias terrazas.